Con el avance que la tecnología y la conectividad han venido experimentando durante los últimos años, hemos entrado de lleno en una nueva era en la que los datos nunca duermen y la cantidad de datos circulando es mayor que nunca . En la actualidad, podríamos decir que vivimos encerrados en una esfera rodeados de datos y eso nos ha ido haciendo cada vez más dependientes de ellos. Por otro lado, nos hemos ido también transformando poco a poco en seres tanto productores como recolectores de datos.
Hoy en día vivimos en una sociedad interconectada a través de los datos y también mediante algoritmos que nos unen y establecen relaciones entre nosotros. Todos aquellos datos que compartimos de forma más o menos consciente ya no nos afectan únicamente a nosotros mismos como individuos, sino que pueden tener también su efecto en el resto de la sociedad, incluso de forma a veces totalmente imprevisible – como en una versión digital del efecto mariposa .
El concepto de dataesfera ha ido evolucionando hasta convertirse en un ecosistema digital completo, altamente interconectado y complejo – compuesto por una amplia gama de datos y tecnologías – que nosotros habitamos y que afecta a la forma en la que vivimos nuestras vidas. Es un sistema en el que los datos tienen valor solo en el contexto de su relación con otros datos, con las personas y con las normas que regulan esas relaciones.
Por lo tanto, para una gestión eficaz de este nuevo ecosistema, será necesaria una mejor comprensión de cómo los diferentes componentes de la dataesfera se relacionan entre sí, de cómo los datos fluyen a través de estos componentes y de cuáles serán las normas adecuadas necesarias para que este sistema interconectado funcione.
Los datos como componente activo del sistema
En una aproximación basada en sistemas, los datos se consideran un componente activo dentro del ecosistema. Esto significa que los datos ya no son sólo información estática, sino que también tienen la capacidad de influir en el funcionamiento del propio ecosistema y, por tanto, serán un componente más a tener en cuenta para la gestión eficaz del mismo.
Por ejemplo, los datos pueden utilizarse para ajustar el funcionamiento de los algoritmos, mejorando la precisión y la eficiencia de los sistemas de inteligencia artificial y de aprendizaje automático. De forma similar, también podrían utilizarse para ajustar la forma en que se toman decisiones y se aplican políticas en diferentes sectores, como la atención médica , la educación y la seguridad.
La dataesfera y la evolución del gobierno de los datos
Por lo tanto, será necesario explorar nuevos marcos colectivos de gobernanza de datos que tengan en consideración a todos los elementos del ecosistema en su diseño, controlando la forma en que se accede, se utiliza y se protege la información en el conjunto de la dataesfera.
Así se podría garantizar que los datos sean utilizados de manera segura, ética y responsable para el conjunto del ecosistema y no sólo en casos individuales o aislados. Por ejemplo, algunas de las nuevas herramientas de gobernanza de datos que hace ya tiempo que se están experimentando y nos pueden servir a la hora de gestionar la dataesfera de forma colectiva son los data commons o bienes digitales de datos , los data trusts o fideicomisos de datos , las cooperativas de datos , o los data collaboratives o colaboraciones de datos , entre otros.
El futuro de la dataesfera
La dataesfera seguirá creciendo y evolucionando en los próximos años, impulsada una vez más por los nuevos avances tecnológicos y el aumento de la conectividad y la ubicuidad de los sistemas. Será importante que los gobiernos y las organizaciones se mantengan al día de estos cambios y adapten sus estrategias de gobierno y gestión de datos en consecuencia mediante marcos regulatorios sólidos, acompañados de pautas éticas y prácticas responsables que aseguren que los beneficios que nos prometen la explotación de los datos se puedan finalmente materializar al mismo tiempo que se minimizan los riesgos.
Para poder atender adecuadamente estos desafíos, y aprovechar así todo el potencial de la dataesfera para un cambio positivo y por el bien común, será esencial dejar de pensar en los datos como algo que podamos tratar de forma aislada y adoptar un enfoque basado en sistemas que reconozca la naturaleza interconectada de los datos y su impacto en el conjunto de la sociedad.
Hoy en día, podríamos considerar que los espacios comunes de datos (data spaces), que la Comisión Europea lleva ya algún tiempo desarrollando como parte clave de su nueva estrategia de datos , son precisamente una evolución lógica del concepto de la dataesfera adaptada a las necesidades particulares de nuestro tiempo y actuando sobre todos los componentes del ecosistema simultáneamente : técnico, funcional, operacional, legal y de negocio.
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