Vivimos en un mundo cada vez más digitalizado donde trabajamos, estudiamos, nos informamos y socializamos a través de tecnologías. En este mundo, en el que la tecnología y la conectividad se han convertido en pilares fundamentales de la sociedad, los derechos digitales emergen como un componente esencial para garantizar la libertad, la privacidad y la igualdad en esta nueva faceta online de nuestras vidas.
Por tanto, los derechos digitales no son más que la extensión de los derechos y libertades fundamentales de los que ya nos beneficiamos al entorno virtual. En este artículo exploraremos en qué consisten estos derechos, por qué son importantes y cuáles son algunas de las iniciativas de referencia en este área.
¿Qué son los derechos digitales y por qué son importantes?
Los derechos digitales buscan facilitar una transformación digital humanista, donde la innovación tecnológica vaya acompañada de protección a las personas, a través de un conjunto de garantías y libertades que permiten a los ciudadanos ejercer sus derechos fundamentales también en el entorno digital. Entre ellos destacan, por ejemplo:
- Libertad de expresión: para una comunicación e intercambio de ideas sin censura.
- Derecho a la privacidad y protección de datos: garantizando la intimidad y el control sobre la información personal.
- Acceso a la información y transparencia: asegurando que todos puedan acceder a datos y servicios digitales de forma equitativa.
- Seguridad en línea: busca proteger a los usuarios de fraudes, ciberataques y otros riesgos del mundo digital.
En un entorno digital, donde la información circula rápidamente y las tecnologías evolucionan de forma constante, garantizar estos derechos es crucial para mantener la integridad de nuestras interacciones, la manera en que accedemos y consumimos información, y nuestra participación en la vida pública.
Un marco internacional para los derechos digitales
A medida que la tecnología avanza, el concepto de derechos digitales ha cobrado creciente importancia a nivel global en las últimas décadas. Si bien no existe una carta mundial única de derechos digitales, son múltiples las iniciativas globales y regionales que apuntan hacia una misma dirección: la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
Originalmente, esta declaración ni siquiera mencionaba Internet, ya que fue proclamada en 1948 y por entonces no existía, pero hoy en día sus principios se consideran plenamente aplicables al mundo digital. De hecho, la comunidad internacional coincide en que los mismos derechos que proclamamos para el mundo offline deben ser respetados también online “ lo que es ilegal offline también debe serlo online
”.
Además, las Naciones Unidas han subrayado que el acceso a Internet se está convirtiendo en un habilitador básico de otros derechos, por lo que la conectividad debe considerarse también un nuevo derecho humano del siglo XXI
.
Iniciativas de referencia europeas e internacionales
En los últimos años son varias las iniciativas que han surgido con el objetivo de adaptar y proteger los derechos fundamentales también en el entorno digital. Por ejemplo, Europa ha sido pionera en establecer un marco explícito de principios digitales. En enero de 2023, la Unión Europea proclamó la Declaración Europea de Derechos y Principios Digitales para la Década Digital
, un documento que refleja la visión europea de una transformación tecnológica centrada en las personas y establece un marco común para salvaguardar la libertad, la seguridad y la privacidad de los ciudadanos en la era digital. Esta declaración, junto con otras iniciativas internacionales, subraya la necesidad de armonizar los derechos tradicionales con los desafíos y oportunidades del entorno digital.
La Declaración, acordada conjuntamente por el Parlamento Europeo, el Consejo y la Comisión, define una serie de principios fundamentales
que deben orientar la era digital Europea (puedes ver un resumen en esta infografía
):
- Centrado en las personas y sus derechos: la tecnología debe servir a las personas y respetar sus derechos y dignidad, no al revés.
- Solidaridad e inclusión: promover la inclusión digital de todos los grupos sociales, cerrando la brecha digital.
- Libertad de elección: asegurar entornos online justos y seguros, donde los usuarios tengan opciones reales de elección y donde la neutralidad de la red sea respetada.
- Participación en el espacio público digital: fomentar que la ciudadanía participe activamente en la vida democrática en todos los niveles, y que pueda tener el control sobre sus datos.
- Seguridad y protección: incrementar la confianza en las interacciones digitales mediante mayor seguridad, privacidad y control por parte de los usuarios, protegiendo especialmente a los menores.
- Sostenibilidad: orientar el futuro digital hacia la sostenibilidad, considerando el impacto medioambiental de la tecnología.
Por tanto, la Declaración Europea sobre Derechos y Principios Digitales establece una guía clara para las leyes y políticas digitales de la Unión Europea, orientando su proceso de transformación digital. Aunque esta Declaración Europea no crea leyes por sí misma, sí establece un compromiso político conjunto y una hoja de ruta de valores. Además, deja claro que Europa aspira a promover estos principios como estándar mundial.
Por otro lado, la Comisión Europea supervisa su aplicación en todos los Estados miembros y publica un informe anual de seguimiento , en conjunto con el Informe sobre el estado de la Década Digital , para evaluar los avances y mantener el rumbo marcado. Además, la Declaración sirve como referencia en las relaciones internacionales de la UE, promoviendo una transformación digital global centrada en las personas y los derechos humanos.
Al margen de Europa, varias naciones han elaborado también sus propias cartas de derechos digitales, como por ejemplo la Carta Iberoamericana de Principios y Derechos en Entornos Digitales
, y existen además foros internacionales como el Foro de Gobernanza de Internet
donde se debate regularmente cómo proteger los derechos humanos en el ciberespacio. Por tanto, la tendencia global es reconocer que la era digital requiere adaptar y reforzar las protecciones legales existentes, sin crear “nuevos” derechos fundamentales de la nada, sino traduciendo los vigentes al nuevo entorno.
La Carta de Derechos Digitales de España
En línea con todas estas iniciativas internacionales, España ha dado también un paso decisivo al proponer su propia Carta de Derechos Digitales
. Este ambicioso proyecto tiene como objetivo definir un conjunto de principios y garantías específicos que aseguren que todos los ciudadanos disfruten de una protección adecuada en el ámbito digital. Entre sus metas destacan:
- Definir estándares de privacidad y seguridad que respondan a las necesidades del ciudadano en la era digital.
- Fomentar la transparencia y la responsabilidad tanto en el sector público como en el privado.
- Impulsar la inclusión digital, garantizando el acceso equitativo a las tecnologías y la información.
En definitiva, esta iniciativa nacional representa un esfuerzo por adaptar la normativa y las políticas públicas a los desafíos del mundo digital, fortaleciendo la confianza de la ciudadanía en el uso de nuevas tecnologías. Además, dado que fue publicada ya en julio de 2021, ha contribuido también a los procesos de reflexión posteriores a nivel europeo, incluida la Declaración Europea citada anteriormente.
La Carta de Derechos Digitales de España se estructura en seis grandes categorías que abarcan las áreas de mayor riesgo e incertidumbre en el mundo digital:
- Derechos de libertad: incluye libertades clásicas en su dimensión digital, como la libertad de expresión e información en Internet, la libertad ideológica en redes, el derecho al secreto de las comunicaciones digitales, así como el derecho al pseudonimato.
- Derechos de igualdad: orientados a evitar cualquier forma de discriminación en el entorno digital, incluyendo la igualdad de acceso a la tecnología (inclusión digital de personas mayores, con discapacidad o en zonas rurales), y prevenir sesgos o tratos desiguales en sistemas algorítmicos.
- Derechos de participación y conformación del espacio público: se refiere a asegurar la participación ciudadana y democrática a través de medios digitales. Incluye derechos electorales en entornos telemáticos, protección frente a la desinformación y la promoción de un debate público en la red que sea diverso y respetuoso.
- Derechos en el entorno laboral y empresarial: engloba los derechos digitales de trabajadores y emprendedores. Un ejemplo concreto aquí es el derecho a la desconexión digital del trabajador. También incluye la protección de la intimidad del empleado ante sistemas de vigilancia digital en el trabajo y garantías en el teletrabajo, entre otros.
- Derechos digitales en entornos específicos: aquí se abordan ámbitos particulares que plantean retos propios, por ejemplo los derechos de niños, niñas y adolescentes en el entorno digital (protección frente a contenidos nocivos, control parental, derecho a la educación digital); la herencia digital (qué ocurre con nuestros datos y cuentas en Internet tras fallecer); la identidad digital (poder gestionar y proteger nuestra identidad en línea); o derechos en el emergente mundo de la inteligencia artificial, el metaverso y las neurotecnologías.
- Garantías y eficacias: esta última categoría se centra en cómo asegurar que todos estos derechos realmente se cumplan. Con ello la Carta busca que las personas tengan vías claras para reclamar en caso de vulneraciones de sus derechos digitales y que las autoridades cuenten con herramientas para hacer efectivos los derechos en Internet.
Como señaló el Gobierno en su presentación
, se trata de “reforzar y ampliar los derechos de la ciudadanía, generar certidumbre en esta nueva realidad digital y aumentar la confianza de las personas ante la disrupción tecnológica”. Es decir, no se crean nuevos derechos fundamentales, pero sí se reconocen ámbitos emergentes (como la inteligencia artificial o la identidad digital) donde hace falta aclarar cómo se aplican y garantizan los derechos ya existentes.
El Observatorio de Derechos Digitales
Recientemente se ha anunciado la creación de un Observatorio de Derechos Digitales
en España, una herramienta estratégica destinada a monitorizar, promover y evaluar de manera continua el estado y la evolución de estos derechos en el país con el objetivo de contribuir a hacerlos efectivos. El Observatorio se concibe como un espacio abierto, inclusivo y participativo para acercar los derechos digitales a la ciudadanía, y entre sus funciones principales se encuentran:
- Impulsar la implementación de la Carta de Derechos Digitales, de modo que las ideas plasmadas inicialmente en 2021 no queden en teoría, sino que se traduzcan en acciones concretas, leyes y políticas efectivas.
- Vigilar el cumplimiento de las normativas y recomendaciones establecidas en la Carta de Derechos Digitales.
- Combatir la desigualdad y la discriminación en línea, contribuyendo a reducir las brechas digitales de forma que la transformación tecnológica no deje atrás a colectivos vulnerables.
- Identificar áreas de mejora y proponer medidas para la protección de los derechos en el entorno digital.
- Detectar si el marco jurídico vigente se está quedando rezagado ante los nuevos desafíos provenientes de tecnologías disruptivas como la inteligencia artificial avanzada que plantean riesgos no contemplados en las leyes actuales.
- Fomentar la transparencia y el diálogo entre el gobierno, las instituciones y la sociedad civil para adaptar las políticas a los cambios tecnológicos.
Anunciado en febrero de 2025
, el Observatorio forma parte del Programa Derechos Digitales
, una iniciativa público-privada liderada por el Gobierno, con la participación de cuatro ministerios, y financiada por los fondos europeos NextGenerationEU dentro del Plan de Recuperación. Este programa cuenta con la colaboración de expertos en la materia, instituciones públicas, empresas tecnológicas, universidades y organizaciones de la sociedad civil. En total más de 150 entidades y 360 profesionales se han implicado en su desarrollo.
Por tanto, este Observatorio se perfila como un recurso esencial para garantizar que la protección de los derechos digitales se mantenga actualizada y responda de manera efectiva a los retos emergentes de la era digital.
Conclusión
Los derechos digitales son un pilar fundamental de la sociedad del siglo XXI y su consolidación es una tarea compleja que requiere la coordinación de iniciativas a nivel internacional, europeo y nacional. Iniciativas como la Declaración Europea de Derechos Digitales y otros esfuerzos globales han sentado las bases, pero es la implementación de medidas específicas como la Carta de Derechos Digitales de España y el nuevo Observatorio de Derechos Digitales lo que marcará la diferencia para asegurar un entorno digital libre, seguro y equitativo para todos.
En definitiva, la protección de los derechos digitales no es solo una necesidad legislativa, sino una condición indispensable para el ejercicio pleno de la ciudadanía en un mundo cada vez más interconectado. La participación activa y el compromiso tanto de los ciudadanos como de las instituciones serán claves para construir un futuro digital justo y sostenible. Si logramos hacer efectivos estos derechos, Internet y las nuevas tecnologías seguirán siendo sinónimo de oportunidad y libertad, y no de amenaza. Al fin y al cabo, los derechos digitales son, simplemente, nuestros derechos de siempre adaptados a los tiempos modernos, y protegerlos equivale a protegernos a nosotros mismos en esta nueva era digital.
Fuente original de la noticia
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Información y datos del sector público
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Infraestructuras y servicios comunes