Vivimos en la era de los datos, palanca de transformación digital y un activo estratégico para la innovación y el desarrollo de nuevas tecnologías y servicios. Los datos, más allá de las habilidades que aportan al generador y/o dueño de los mismos, tienen además la peculiaridad de ser un activo no-rival. Esto quiere decir que pueden ser reutilizados sin que ello suponga un detrimento para el dueño de los derechos originales, lo que los convierte en un recurso con un alto grado de escalabilidad en su compartición y explotación.
Esta posibilidad de compartición no-rival, además de abrir potenciales nuevas líneas de negocio a los dueños originales, conlleva también un ingente valor latente para el desarrollo de nuevos modelos de negocio. Y aunque la compartición no es algo novedoso, ésta se encuentra todavía muy limitada a contextos nicho de especialización sectorial, mediados bien por la confianza entre partes (generalmente forjada de antemano), o tediosas y disciplinadas condiciones contractuales. Es por ello que surge el innovador concepto de espacio de datos , que en su acepción más simplificada no es más que la modelización de las condiciones generales con que desplegar una compartición voluntaria, soberana y segura de datos. Una vez modelizadas, la prescripción de consideraciones y metodologías (tanto tecnológicas, como organizativas y operativas) permite hacer tangible esa compartición en base a interacciones punto a punto, que conjuntamente dan forma a ecosistemas federados de conjuntos y servicios de datos.
Por ello, y dada la naturaleza distribuida de los espacios de datos (no son un sistema informático monolítico, ni una plataforma centralizada), una manera óptima de aproximarse de su construcción es a través de la creación y despliegue de casos de uso.
La Oficina del Dato ha creado esta infografía de un ‘Modelo de desarrollo de casos de uso dentro de los espacios de datos’ con el objetivo de definir sintéticamente las fases de ese viaje iterativo, que progresivamente va dando forma a un espacio de datos. Este modelo sirve además de marco general para otros entregables técnicos y metodológicos venideros, como por ejemplo la ‘Guía de Evaluación de Viabilidad de Casos de Uso’, o la ‘Guía de Diseño de Casos de Uso’, elementos con que facilitar la puesta en marcha de experiencias prácticas (y escalables por diseño) de compartición de datos, condición sine qua non para articular el ansiado mercado único de datos europeo .
El reto de construir un espacio de datos
Para hacer más accesible el proceso de desarrollar un espacio de datos, podríamos asimilar la definición y construcción de un caso de uso como un proyecto de construcción, en el que desde un problema de negocio inicial (necesidades o retos, deseos, o problemas a resolver) se llega a una meta en la que se aporta valor al negocio, dando solución a esas necesidades iniciales. Esta infografía ofrece una síntesis de ese viaje.
Estas son las fases del modelo:
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FASE 1: Definición del problema de negocio. En esta fase un grupo de potenciales participantes detecta una oportunidad alrededor de la compartición de sus datos (hasta ahora en silos) y su correspondiente explotación. Esta oportunidad puede ser nuevos productos o servicios (innovación), mejoras de eficiencia, o la resolución de un problema de negocio. Es decir, existe un objetivo de negocio que el grupo es capaz de resolver de forma conjunta, compartiendo datos.
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FASE 2: Modelización data-driven. En esta fase se identificarán aquellos elementos que sirvan para estructurar y organizar los datos para la toma de decisiones estratégicas en base a su explotación. Implica definir un modelo que posiblemente emplee herramientas multidisciplinarias para conseguir resultados de negocio. Es la parte que tradicionalmente se asocia a tareas de la ciencia de datos.
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FASE 3: Consenso en la especificación de requisitos. Aquí, los actores que auspician el caso de uso deben establecer el modelo de relación a tener durante este proyecto colaborativo alrededor de los datos. Dicha fórmula debe: (i) definir y establecer las reglas de participación, (ii) definir un conjunto común de políticas y modelo de gobierno, y (iii) definir un modelo de confianza que actúe como raíz de dicha relación.
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FASES 4 y 5: Plano del caso de uso. Como en un proyecto de construcción, el plano es el medio de expresión de las ideas de quienes han definido y acordado el caso de uso, y debe recoger de forma explícita las soluciones planteadas para cada una de las partes del desarrollo del mismo. Ese plano es único para cada caso de uso, y la fase 5 corresponde a su construcción. Sin embargo, no se crea desde la nada, sino que existen múltiples referencias que permiten utilizar materiales y técnicas previamente identificadas. Por ejemplo, modelos, metodologías, artefactos, plantillas, componentes tecnológicos o soluciones como servicio. Así, al igual que un arquitecto proyectando un edificio puede reutilizar estándares reconocidos, en el mundo de los espacios de datos también existen modelos sobre los que pintar los componentes y procesos de un caso de uso. El análisis y síntesis de esas referencias es la fase 4.
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FASE 6: Selección, parametrización y/o desarrollo tecnológico. La tecnología habilita el despliegue de la transformación y explotación del dato, favoreciendo todo el ciclo de vida, desde su recopilación hasta su puesta en valor. En esta fase se implementa la infraestructura que da soporte al caso de uso, entendida ésta como la colección de herramientas, plataformas, aplicaciones y/o piezas de software necesarias para la operación del aplicativo.
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FASE 7: Integración, test y despliegue. Como todo proceso de construcción tecnológico, el caso de uso pasará por las fases de integración, prueba y despliegue. Los trabajos de trabajos de integración y las pruebas funcionales, de usabilidad, de carácter exploratorio, de aceptación, etc. nos ayudarán a alcanzar la configuración deseada para el despliegue operativo del caso de uso. En el caso de desear la incorporación de un caso de uso a un espacio de datos preexistente, la integración buscaría encaje dentro de su estructura, lo que supone modelizar los requisitos de dicho caso de uso dentro de los procesos y bloques constructivos del espacio de datos.
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FASE 8: Espacio de datos operativo. El punto de llegada de este viaje es el caso de uso en funcionamiento, que empleará servicios digitales desplegados por encima de la estructura del espacio de datos, y cuya arquitectura da soporte a diferentes recursos y funcionalidades federada por diseño. Esto implica que se habría articulado eficientemente el ciclo de vida de creación de valor en base a los datos compartidos, y se obtiene rédito de negocio según el planteamiento original. Sin embargo, esto no impide que el espacio de datos pueda seguir evolucionando a posteriori, ya que su vocación es crecer bien con la entrada de nuevos retos, o actores a casos de uso ya existentes. De hecho, la escalabilidad del modelo es una de sus bondades singulares.
En esencia, los datos compartidos por medio de un ecosistema federado e interoperable son la entrada que alimenta una capa de servicios que generará valor y resolverá las necesidades y retos originales planteados, en un viaje que va desde la definición de un problema de negocio hasta su resolución.
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