La World Wide Web Foundation acaba de publicar la IV edición del ‘ Open Data Barometer ’, uno de los mejores índices para la medición de las políticas de impulso de datos abiertos que desarrollan los países de todo el planeta. España sigue escalando posiciones y ha pasado de ocupar el 13º puesto en el ranking a ascender hasta el 11º, adelantando a países como Dinamarca, Alemania o Suecia y manteniendo una posición de privilegio frente a estados tan avanzados en transformación digital como Suiza, Rusia o Israel.
Según trasciende en el citado informe , España empata en el escalafón con México y por delante se sitúan únicamente Gran Bretaña, Canadá, Francia, Estados Unidos, Corea, Australia, Nueva Zelanda, Japón, Países Bajos y Noruega. En su cuarta edición, este barómetro de los datos abiertos abarca 115 países y jurisdicciones, un aumento del 25 por ciento respecto a la edición anterior.
En el ranking del continente europeo, España ocupa la quinta posición por detrás de Reino Unido, que es el primer país del mundo con una puntuación de 100 sobre 100, seguido de Francia (85), Países Bajos (75) y Noruega (74).
El barómetro adjudica a España 73 puntos sobre 100, que se reparten en un índice de 81 en ‘Preparación’, 58 en ‘Implementación’ y 88 en ‘Impacto’. El año pasado, sin embargo, cuando España ocupaba la 13ª posición del ranking, estas calificaciones eran de 78 en ‘Preparación’, 57 en ‘Implementación’ y 63 en ‘Impacto’, siendo esta última cifra la que ha impulsado la mejora de la posición de nuestro país.
La World Wide Web Foundation, en el prólogo del estudio, considera que los datos abiertos son un derecho global. Los estados deben ofrecer todos aquellos datos que la gente necesita y en formatos que permitan su uso de manera fácil. “Sin buenos datos es imposible conseguir que los gobiernos rindan cuentas por las decisiones que toman, las políticas que aprueban y el dinero que presupuestan y gastan”, subraya el informe.
El barómetro analiza la existencia y calidad de 15 conjuntos de datos clave (desde registro de tierras o presupuestos gubernamentales) en todos los países analizados. También se estudia su grado de actualización, accesibilidad, posibilidad de reutilización, gratuidad, tipo de licencia, interoperabilidad y otras muchas variables.
El informe, en su apartado de conclusiones finales, aporta cinco grandes recomendaciones para lograr una gestión más eficiente y efectiva de los datos abiertos:
- Los datos gubernamentales deben ser abiertos por defecto.
- Los gobiernos deben descentralizar los datos abiertos en todos los departamentos y agencias.
- Los gobiernos deben adoptar la Carta de Datos Abiertos para garantizar que las prácticas de datos abiertos se integren más allá de mandatos políticos.
- Los gobiernos deben consultar con ciudadanos e intermediarios qué datos abiertos deben publicar primero.
- Los gobiernos deben invertir en usar datos abiertos para mejorar la vida de los grupos marginados.