Internet está evolucionando a un ritmo extremadamente rápido. Más allá de la actual tercera generación de internet, la web 3.0, cuyas principales características son la apertura, la descentralización y el pleno empoderamiento de los usuarios, la próxima generación, la web 4.0, permitirá la integración entre objetos y entornos digitales y reales, y una mayor interacción entre los seres humanos y las máquinas.
Las perspectivas de la economía de la UE después de 2030 , publicadas en marzo, ponen de relieve la digitalización como uno de sus motores clave y la web 4.0 como una importante transición tecnológica que traerá consigo un mundo perfectamente interconectado, inteligente e inmersivo. Se calcula que el valor del mercado mundial de los mundos virtuales pasará de 27 000 millones de euros en 2022 a más de 800 000 millones de euros en 2030.
Los mundos virtuales afectarán a la manera en que las personas conviven y suponen tanto oportunidades como riesgos que deben abordarse. La nueva estrategia aspira a una web 4.0 y a unos mundos virtuales que reflejen los valores y principios de la UE, en los que los derechos de las personas se observen plenamente y en los que las empresas europeas puedan prosperar.